Hace dos años, luego de ver la falta de argumento y de un guión poco maduro en Transformers, esperaba que el buen Spielberg se levantara por encima de su escritorio y gritara: “Michael Bay: Transformarse!!!”. Sin embargo, mientras veía la secuela, se me vino a la mente a Bay parado en frente de su equipo de trabajo gritando al estilo Beast Wars: “Amigos Maximales: Maximizar!!!”, y al gran Spielberg distraído en su oficina haciéndole morisquetas a Milou (El perrito de Tintín). Y sí, efectivamente los grandísimos maximales, maximizaron las fallas de su anterior logro.En este comentario aplica la técnica anti-spoilers: las letras se colocaran del mismo color del fondo para que sean vistas sólo si se selecciona el texto. Los Spoilers se encuentran entre los asteriscos ***.
Transformers: Revenge of The Fallen, se perfila como la opera prima de Michael Bay. Y lo digo no en el buen sentido. En todos sus trabajos ha demostrado que concibe la parte visual y de sonido como un “casi todo” de una producción cinematográfica. Ésta producción muestra el clímax de sus preceptos y lleva ese “casi todo” a un “CASI TODO”.
En cuanto al casting, Shia LaBeouf hace buen trabajo, igual, no se le puede pedir que haga milagros con un personaje plano. Megan Fox, AY!! Megan, no pudo haber estado mejor; me refiero a que con un buen guión y un papel más elaborado, hubiera sido algo más que una especie de actriz porno o un “Mamasita, calladita te ves más buena”. Ni hablar de John Turturro presentando a un Agent Simmons patético o de Glenn Morshower personificando a un General Morshower (qué original!) que más parecía monja de la caridad que militar. Del resto del reparto, que entre el diablo y escoja. No obstante quiero rescatar la participación de Peter Cullen en la voz de Óptimus Prime quien tuvo las únicas dos o tres frases inteligentes de la producción *** (es una pena que gran parte de la película haya estado muerto)***. De igual forma es interesante escuchar la cameada voz de Hugo Weaving en Megatrón, con su dejo característico.Por otra parte, si alguien creía que ésta película suprimiría la cantidad clichés utilizados en la anterior, estaría muy cerca de estar en lo cierto. Sin embargo, la considerable reducción de clichés, que no implica que no se hayan usado demasiados, se debe a dos aspectos: el primero es que en la anterior entrega se agotaron las existencias y el segundo es que no hay tantos diálogos porque la mayor parte de la película muestra a los robots “dándose en la jeta”. *** Frases como “Si Dios nos creo a su imagen y semejanza, entonces, ¿quién los creo a ellos?”, realmente hacen que uno sienta pena ajena***.
La cuota de humor tuvo tantos aciertos como desaciertos. En muchas ocasiones se le fueron las luces a Michael.*** ¡Por Dios!!!!, a quién se le ocurre ponerle testículos a Devastator, o robotitos cuales perros en celo…. Ah, sí, a Bay.***
Ver esta producción me hizo caer en cuenta de las similitudes que ostenta con Ángeles y Demonios. A lo mejor Bay y Howard están intercambiando tips a través del Messenger o del facebook. Si no, cómo se explica que Transformers 2 haya sido un Transformers extendido, o que pareciera que los dos directores competían a ver cuál colocaba más tomas travelling circulares. Realmente habían momentos en los que pensaba “si no se detiene la cámara, me voy a vomitar”. Bueno, estoy exagerando un poco, pero dejando de lado la chanza, de verdad, los tipos de rodaje guardan muchas similitudes. Me causó interés el hecho de que esta entrega parece no solo un deja vu de la anterior, sino que emula escenas de producciones como Armageddon *** con las constantes cámaras lentas, los militares en planos completos caminado hacia la cámara y la secuencia en la que caen los Decepticons como bolas de fuego***, A Beautiful Mind *** con las visiones de Sam sobre cuanta superficie veía*** e incluso Titanic *** en la secuencia de toma vertical del portaviones hundiéndose***, todas, escenas de calidad excepcional.
Como ya me desahogué, ahora asumiré con orgullo la falta de objetividad y criterio que me caracteriza. Así pues, confieso que la mayor parte del tiempo estuve “jetiabierto”, frente a la espectacularidad de las imágenes, porque cuando dije que Transformers 2 era la obra prima de Bay, definitivamente me refería a la fotografía y los efectos visuales. La calidad del sonido es inigualable: explosiones, balas, latas cayendo, todos los sonidos alrededor hacen que uno vibre con cada escena. Y por si fuera poco, tuve la oportunidad de verla en formato IMAX, lo que hace babear frente a los efectos. En la mayoría de los casos el montaje visual no es suficiente para disfrutar una película, pero cuando se trata de Bay, uno se sorprende. Aunque el guión no haya sido bueno, al menos la estructura y el hilo argumental se manejan bien, con un desarrollo que aunque lento, no es aburrido. Además, se acompaña de la excelente banda sonora creada por Steve Jablonsky que es digna de agregar a la colección.Para terminar, no todo es malo en la segunda entrega de Transformers y debo decir que es bueno quitarse el chip crítico unas dos horas y media porque vale la pena ir a verla y disfrutar un buen rato de la tecnología aplicada en el cine.
Calificación: 3 (En escala de 1 a 5).
RASOFF
Disney y Pixar demuestran una vez más que hay empresas que saben explotar lo que conocen. La animación y calidad de imágenes absolutamente impecables le dan vida a una historia que a pesar de ser pensada para un público infantil, lleva inmersa una enorme carga madura y emocional.
Las ocurrencias del pequeño Russell y la personalidad del chistoso Dug cautivaron mi atención, a tal punto que ya ubico a Dug y su debilidad por las ardillas en el segundo lugar de mi top 5 de panichifa (personajes animados chistosos favoritos), justo debajo de Scrat.
La bandera de McG en esta producción, definitivamente es la parte visual. Con tomas en movimiento inmejorables y con efectos visuales muy bien logrados, McG acompaña una historia, que si bien no es la más elaborada, por lo menos respeta y se acopla de manera aceptable (dentro de lo que se pudo lograr luego del desastre anterior) a las Terminator de James Cameron. No podría dormir sin citar la escena en que John Connor, intenta estabilizar un helicóptero fuera de control. Las imágenes son captadas desde afuera de la aeronave, en medio de una nube de arena y humo, mientras ésta da vueltas en sentido contrario al de la traslación de la cámara. La toma de secuencia con perspectivas en movimiento entrando y saliendo de la cabina del helicóptero, hicieron que en medio de la tensión se me escapara “excelllllente” en forma de susurro. A esa altura, la película ya habría pasado la prueba de efectos y fotografía.
La actuación de Bale, estuvo buena aunque no sobresaliente. Lo mejor de su repertorio es que NO transmitió la sensación (como crei que iba a suceder) de que en cualquier momento se pusiera máscara y alas de murciélago. Sam Worthington, por su parte, estuvo demasiado dramático para mi gusto, considerando que representa a un ex-convicto re-manufacturado. Algo así como Adela Noriega (Actriz de “teledramón” Mexicano) en un final de temporada de 24.
A pesar de la interpretación de mi mente ante tan nefasta introducción, es mi deber aceptar que el ambiente creado y la fotografía de la producción, estuvieron bastante buenos. De hecho se logra que en varias ocasiones uno se desacomode de la silla luego de un susto. No obstante y tristemente, los momentos de tensión no llenan el gran vacío generado por la falta de un argumento conciso y bien elaborado. De hecho, lejos de eso, Los Extraños goza de una clara ausencia de historia. Nunca se aclara el entorno psicológico de los personajes principales, nunca se conoce la razón que mueve a los extraños a ejecutar sus actos delictivos, nunca se sabe en realidad qué era lo que querían estos sujetos, nunca se sabe nada. Pero lo peor de todo esto, es que ese limbo argumental solo predice una cosa: habrá secuela. ¡Qué desgracia tan infinita!
Con una nómina bastante reducida, le doy gracias a Dios y a la Virgen de Santa Marta, la presencia de Liv Tyler, sobretodo en esta producción tan saturada de primeros planos y tan pocos diálogos. De no haber sido por belleza (y aquí acepto mi falta de objetividad), las innumerables repeticiones de escenas se hubieran tornado insufribles.